48 galgos robados, 7.200 gramos de cocaína, más de 68.000 euros , varias armas y otros objetos

Operación “Scooby”: La Guardia civil ha desarticulado una red de traficantes de perros en varias provincias.

Después de localizar y sustraer los perros, sustituían el microchip por uno nuevo con el nombre del nuevo receptor y se le expedían cartillas sanitarias con las nuevas identificaciones de los perros galgos, interviniendo para ello una veterinaria de Madrid.

Varios robos de galgos producidos, sobre todo, antes de la temporada de caza, y habitualmente, en sitios rurales puso en alerta a la Guardia Civil que inició en septiembre de 2005 esta operación.

Según la Guarda Civil tras varios meses de investigación, resumo el “modus operandi” de la banda: Varias personas se encargaban de localizar a los perros, luego dejaban marcas (restos orgánicos) frente a las puertas de los corrales donde los perros eran encontrados.

Seguidamente eran robados y llevados al corral de los localizadores, probaban a los perros para ver si eran válidos, devolvían estos a los autores del robo y otro grupo de personas se encargaba de trasladarlos al veterinario.

Después, otra vez un grupo más de personas los exhibían, ya a su nombre, en campeonatos o cacerías para venderlos.

Tal vez la lectura de esta noticia resulte un poco monótona para el lector, pero, aunque no es mi estilo, he decidido transcribirla así, para que se comprenda el entramado y la complejidad que supone todo este tema, y, (si alguno la ha leído hasta este punto), nos paremos a imaginar que uno de esos galgos podría haber sido nuestro querido amigo y nos valga para quererlo un poco más.