Tengo hambre
Tengo sueño
Tengo frío
Me siento solo
¿porque?
¿porque los humanos me ignoran?
¿porque los niños me tiran piedras y me dan patadas?
¿porque no tengo mi propio humano a mi lado mientras paseo con un cordelito como hacen muchos?
¿porque no me dan cariño, mimos y una casita?
Estas son algunas de las muchas preguntas que me hago cada día, al despertar, rodeado de basura y suciedad.
Duermo en la calle, en un pequeño callejón, debajo de un cubo volteado.
Todos los días salgo a pasear, a ver si logro encontrar aunque sea un trocito de comida.
Algunos humanos son buenos, me hechan al suelo un poco de comida, incluso me acarician mientras susurran 'Pobre perrito', pero en un momento se van, dejándome solo de nuevo.
A veces, los cachorros humanos se acercan para jugar conmigo. Eso me encanta, me encanta como se ríen, me gusta ver que se divierten conmigo, son unos de los momentos en los que más felicidad siento, pero como siempre, duran muy poco. Los humanos grandes les dicen algo como 'No te acerques a ese perro' y de inmediato se los llevan agarrados, mientras los pequeños me continuan mirando con los ojitos tristes.
¿Porqué yo?
Quiero un hogar.
Ahora parece que hay más gente por las calles, todo está lleno de lucecitas preciosas y tengo miedo. Hay muchos coches que van muy deprisa y yo paso mucho por ahí, tengo miedo que un coche me pille cuando cruce la calle. Se que los coches pueden hacer mucho daño, y lo se porque lo he visto.
Hace poco, yo iba con mi mami que entonces me acompañaba, y, al cruzar la calle, un coche vino muy deprisa y la atropelló. Yo se que ese coche lo hizo a drede porque mi mami no estaba justo delante de el, estaba en un lado, pero el humano del coche lo hizo girar a propósito. Aún veo la mirada de felicidad en su rostro. Mi mami quedó postrada en la carretera, y antes de morir me miró con ternura como diciendome que me quería. Me acerqué a ella y ya no se movía, no respiraba, no hacía nada. No me moví de allí enmedio hasta que varios humanos con trajes amarillos la quitaron de ahí y la metieron en un plástico. Se la llevaron y nunca volví a verla. Días después, conocí a un perro, él tenía familia y una casa. Me contó las maravillas de tener un hogar. Fué alucinante. Un lugar cálido dónde dormir, una familia que te dieran mimos y cariño, un plato lleno de comida deliciosa todos los días... me parecía increíble. Aquel perro se fué y no volví a verlo. Y aquí sigo, vagando por las calles frías y llenas de humanos, humanos buenos y malos, pero ninguno me hace caso, y tengo miedo de acercarme mucho por si pueden hacerme daño. Ojalá encuentre pronto un hogar, y tenga una familia que me quiera y me de mucho cariño.
¡Feliz Navidad!