Faith González con tan solo nueve años se olvida de su dolor cuando Cosita, un pequeño perro, Shih Tzu se acerca, junto con su acompañante, un voluntario del Hospital de niños de Los Angeles. Sonríe a pesar de estar rodeada de cables conectados en diversas partes de su cuerpecito, por lo menos esos quince minutos ella será feliz.
Desde el año 2000 los perros forman parte de una terapia contra el dolor, explica Deborah Jury, enfermera especializada para el control del dolor. A demás de ser fieles amigos y unos estupendos guardianes de la casa, son una arma indispensable en la terapia de enfermos, estos estupendos canes intentan que los niños se olviden de su dolor.
Después de los buenos resultados obtenidos, los perros y sus dueños trabajan directamente con terapeutas para ayudar a controlar el dolor por medio de interacción entre, can y paciente
Estos niños que tras sufrir accidentes y traumas con heridas en cabeza y huesos rotos, necesitan una rehabilitación e incluso tendrán que aprender a hablar, caminar... , en estos casos los niños se dedican a disfrazar al perro, lo que conlleva manipulación de botones, cierres de ropa ect..
También visitaran a los que están en dermatología, neurología, epilepsia, enfermedades que los obligan a estar recluidos en el hospital.
El personal medico peparará la visita de estos canes a una de las zonas más restringidas del hospital, Cuidados Intensivos, nuestros amigos los perros, no ladran ni saltan de un lado a otro son profesionales, cuando llegan al paciente esperan hasta recibir sus ordenes. Reciben un entrenamiento especial para esta tarea.
El paciente se divierte, mejora su presión arterial, se relaja, y desea comunicarse.
Uno de los requisitos es que el perro sea sometido a una limpieza exhaustiva antes de entrar por las puertas del hospital y lo más importante de todos que le guste jugar y ser acariciado por los niños.