No sé bien qué me ha empujado a escribir en este foro. La necesidad de desahogarme, seguro. Y algo más. Quizás la ilusa pretensión de devolver lo que mi perro, mi gran compañero, me ha estado dando durante estos últimos 14 años. Por mucho que lo intente, me quedaré corto. Nunca alcanzaré su generosidad. Gus se va, se apaga poco a poco y me siento impotente y desgraciado. No quiero ofender a nadie (y el que se ofenda, él sabrá sus razones), pero me da rabia que mi amigo tenga una vida tan corta. Y me da más rabia cuando pienso cuan injusto es que algunos de mis congéneres tengan tanta esperanza de vida. Le voy a echar tanto de menos!!!!! Bueno, acabo, que ya no puedo ver la pantalla. Le tengo aquí al lado, extinguiéndose y no puedo hacer nada más para evitarlo. Dentro de poco, solo estará presente en mi memoria y en la de algunos buenos amigos que le han querido (aunque menos que yo, siempre menos que yo) y a los que ha sorprendido. Qué jodidamente mala es la pérdida de un ser querido.
Va por ti Gus