Seguimos bien...yo más tranquila, la perrita ( ya vuelvo a decir perrita en vez de perra, je,je) sigue mirándome con ojos de adoración, pero a ver si conseguimos que vaya entrando un poco por los demás.
La niña le pone la comida, le quita el collar isabelino ( ya sabéis que se operó), la acaricia , le pone el collar de salir y la saca ( con nostros detrás, y luna tirando hacia mí, en fins). Después de acostarse la llevo a que se despida de ellos ( la llaman ellos pero no les hace apenas caso, y tampoco me extraña, porque la llaman muy mal, osea , en un tono de voz que ni es imperativo ni es ná) , y no volvió a hacer ningún requiebro.
Esta tarde quedaron mi marido , la niña y luna encasa, y contó él que se durmió un poco

, y al levantarse estaba la niña en el salon jugando en el suelo con unos muñecos, y el cojín de la perrita en el sofá y la perrita encima tan pancha , o sea, que la subió la niña...y a él no se le ocurrió mejor cosa que mandar bajarse a la perrita diciéndole ahí no, con lo que la niña perdió autoridad, y mareamos a luna

, y que ¡ eso ni lo pensó!...estos hombres....

( ¿ no habrá alguno por ahí? , eh?, je,je)